FIN A LA
VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
En el siglo pasado, muchas mujeres,
denunciaron y enfrentaron la violencia que la sociedad ejercía sobre ellas, la
discriminación, la marginación y la explotación y la exclusión eran formas en
que se manifiesta esta violencia social.
Sin embargo, fue mucho más duro
enfrentar la violencia cotidiana que muchas de ellas vivían, día a día, en sus
hogares porque las enfrentaba directamente contra sus parejas agresoras. El
reconocimiento de la existencia de la violencia estructural contra la mujer no
se ha alcanzado fácilmente. Pero más difícil, aún, ha sido admitir la violencia
en el hogar porque era de una denuncia directa contra varones de carne y hueso
que abusaban contra aquellas, que, supuestamente, debían amar, cuidar y
proteger en su condición de mujeres.
Romper con la espiral de violencia que
atrapa a millones de mujeres en el Perú supone procesar grandes cambios. Estos
cambios deberán darse en diferentes direcciones promoviendo el empoderamiento
de las mujeres, la disolución de imágenes perniciosas de la mujer y la
emergencia de nuevas masculinidades.
La educación a través de la familia,
la escuela y los medios de comunicación puede jugar un papel muy importante en
estas tareas; pero también se requiere de compromiso tanto de las ciudadanas y
los ciudadanos en su vida cotidiana como del estado para que genere políticas
que pongan freno y sancionen la violencia contra la mujer, en lo inmediato, y
se creen las condiciones necesarias para igualdad de la mujer.
son fuerte como una roca
y puras como el cristal,
sinónimo de entereza,
siempre lucha por su hogar.
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