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miércoles, 13 de noviembre de 2013

CONTRATO GRACE

EL CONTRATO GRACE[1]
(Lectura crítica y contextualizada) 
(…) después de la desocupación chilena, la banca y el gobierno inglés ejercieron una enérgica presión sobre el gobierno de Lima, a fin de que este cancelara los 51 millones de libras esterlinas que adeudaba por concepto de los empréstitos otorgados durante la época del guano. El gobierno peruano se encontraba imposibilitado para abonar esa deuda, debido al agotamiento de los yacimientos guaneros, a la pérdida de los territorios salitreros y a la postración de la agricultura de exportación. Sin embargo, la solución al problema de la deuda externa se hacía cada vez más urgente a fin de lograr el restablecimiento económico del país y de la burguesía. Después de tres años de negociaciones, el gobierno de Cáceres concertó el llamado Contrato Grace, los términos de cuyas cláusulas fueron difíciles de concretar, debido a la terca oposición de los representantes parlamentarios, básicamente pierolistas, que se oponían a su suscripción. El Contrato Grace, entre el gobierno del Perú y los tenedores de bonos de la deuda externa, que posteriormente se agruparon en la Peruvian Corporation, estipulaba que el gobierno entregaba a éstos la explotación de los ferrocarriles por 66 años, la libre importación de los materiales necesarios para su reconstrucción y equipamiento, y la libre circulación por el Lago Titicaca. Asimismo el gobierno se comprometía a entregar tres millones de toneladas de guano, a otorgar una concesión de dos millones de hectáreas en la selva del Perené y (…), a pagar 33 anualidades de 80000 libras cada una. A cambio de ello, los tenedores se comprometían, además de reconstruir los ferrocarriles destruidos durante la guerra, a terminar la construcción de aquellos que se hubiesen interrumpido. Para los pierolistas la firma del Contrato Grace significaba –como antes lo fuera el sistema de consignación de la venta del guano- la entrega de los recursos nacionales al capital extranjero y una intromisión en la soberanía nacional. En este sentido la nueva batalla de los pierolistas significaba retomar la lucha emprendida veinte años atrás por la facción señorial contra los intereses de la burguesía comercial, que había controlado la explotación del guano. Entonces como ahora, éstos en asociación con las empresas y potencias europeas pretendían asegurar sus particulares intereses económicos, sin considerar los de la clase y el país en general. En este sentido, al igual que en otras partes de América, la fracción terrateniente resultaba “nacionalista” (…) en tanto era anti-capitalista. En cambio, la burguesía limeña se presentaba como “extranjerizante”, en cuanto perseguía incorporarse plenamente al circuito capitalista internacional. El apoyo de la mayoría de los civilistas a la firma del Contrato Grace se ceñía a consideraciones pragmáticas. Para éstos la suscripción del contrato significaba que el país, y los exportadores en particular, podrían recuperar su perdido crédito internacional. Además, el arreglo con los tenedores de bonos venía a levantar la dura carga del servicio de la deuda externa, dando al gobierno la capacidad de dedicar sus exiguos ingresos a asegurar la paz social, la integración territorial del país y su inserción en el mercado internacional. Por último, el arreglo de la deuda externa debía asegurar el reingreso de capitales extranjeros en apoyo de la recuperación económica del país. En la medida del restablecimiento económico del país y sus exportadores se afirmaba, igualmente se hacía sentir la necesidad que estos tenían de dirigir en forma directa los asuntos del Estado, obstaculizado por el monopolio que los militares ejercían sobre la vida política del país. Si bien el cacerismo logró estabilizar el Estado durante los años 80, este caudillismo, como anteriormente durante los años 60, se constituía en un impedimento para reestructurar el Estado y facilitar la expansión de la producción y de las capas sociales que con ella se beneficiaban. En efecto, el caudillismo cacerista tenía por meta la unidad y estabilidad política del gobierno a través de la distribución de prebendas entre los allegados al Jefe. Los militares, por su propia formación y su pasada experiencia bélica, centraban el problema en términos de control, sin considerar los requerimientos económicos y políticos de unidad y estabilidad. De allí que este gobierno estuviera incapacitado para servir los fines del desarrollo y robustecimiento de la producción y del sector burgués, que se venía reconstituyendo rápidamente, así como tampoco las experiencias de los sectores populares urbanos que empezaban a presionar para ampliar su participación económica y política”.

ACTIVIDADES
.Después de haber leído la lectura realiza lo que se pide.
1. Busca en el diccionario (o cualquier fuente) las siguientes palabras o frases: Burguesía, bonos de la deuda externa, nacionalismo, capitalismo, pragmático, red de clientelaje.
2. Resalta las ideas importantes subrayándolas o escribiéndolas en su cuaderno.
3. Busca una pareja para desarrollar el cuestionario.



[1] Tomado del texto de Julio Cotler “Clases, estado y nación en el Perú”. IEP. Lima, 1992. Pp. 124-127.