ORIGEN, CAUSA E
HISTORIA DE LA INFLUENZA
Origen
El origen de la infección es una variante de la cepa H1N1,
con material genético proveniente de una cepa aviaria, dos cepas porcinas y una
humana que sufrió una mutación y dio un salto entre especies (o heterocontagio)
de los cerdos a los humanos, y contagiándose de persona a persona.
No es la primera vez que un virus de origen animal
se detecta antes en los humanos. Los científicos encontraron por primera vez el
virus del sida a principios de los 80 en una comunidad gay
estadounidense, pero tardaron años en probar que el origen del VIH estaba
en chimpancés africanos.
La
causa
La
gripe es una enfermedad estacional. Es decir que aparece una o dos veces al
año, en la misma época: en México, por ejemplo, el invierno es la típica
temporada del año en que solemos contraerla. Esta observación, desde luego, no
es nueva. Ya en el siglo XV, en Italia, pensaban que la causa de la gripe eran
ciertas constelaciones estelares que aparecían en el firmamento precisamente en
los meses en que ese padecimiento solía presentarse. Apoyados en esta creencia,
los italianos bautizaron a la gripe como la “influenza (influencia) de las
estrellas”. Por ello, hoy en día la gripe también se conoce como “influenza” (
y en inglés, simplemente flu).
Por
siglos, la verdadera causa de la gripe permaneció oculta. Con la popularización
de la teoría de los gérmenes, en la segunda mitad del siglo XIX, no es de
extrañar que se pensara que el agente causal de la gripe eran bacterias. Esta
idea permaneció hasta 1933, cuando los doctores Smith, Andrew y Laidlaw
establecieron claramente que la gripe, en el humano, es el resultado de una
infección viral. Conforme las investigaciones prosiguieron, fue cada vez más
evidente que la causa no era un solo virus, sino tres muy parecidos, ahora
conocidos como virus de la influenza tipo A, B y C, todos ellos agrupados
dentro de la familia de los Orthomyxovirus.
El
virus de la no sólo a los humanos, sino también a una amplia variedad de aves y
mamíferos. Un virus de este tipo fue el que originó la epidemia de 1918. El del
tipo B afecta especialmente a los niños y suele producir una enfermedad menos
severa que la del tipo A. El virus del tipo C también puede infectar a los
seres humanos, pero no produce ningún síntoma, por lo que no se le considera
peligroso.
Historia
La
Primera Guerra Mundial aún se peleaba en las trincheras europeas, cuando surgió
la que quizá fue la peor epidemia de ese siglo, la gripe de 1918. En 10 meses
se llevó a la tumba de 20 a 40 millones de personas, muchas más que todas las
fallecidas en esa guerra; sólo en los Estados Unidos hubo alrededor de 650 000
decesos. Nadie sabe a ciencia cierta dónde empezó a causar estragos la
epidemia; algunos dicen que fue en Cantón, China, en febrero de 1918, pero sólo
tenemos certeza de que cobró sus primeras víctimas en el continente americano
en marzo de ese año, en algunos de los campos militares de entrenamiento del
ejército estadounidense, cerca de Boston y en Kansas.
La
gripe de 1918 también fue conocida como la “influenza española”, porque en ese
entonces los periódicos españoles fueron de los pocos que dieron la alarma con
prontitud, lo cual dio pie a que muchos pensaran que la epidemia se había
originado allí. Dado que España no participaba en la Primera Guerra Mundial, la
prensa, al no estar sujeta a la censura militar vigente en los países
beligerantes, pudo relatar los estragos de la epidemia que estos países
trataban de ocultar.
La
gripe de 1918 atacó a las poblaciones del mundo en tres oleadas. La primera
aconteció en la primavera, y demostró palpablemente su peligrosidad. La segunda
oleada se presentó, de manera brutal, en los meses de septiembre y octubre: en
un sólo día en la ciudad de Nueva York murieron 851 personas; en Filadelfia la
situación fue mucho peor, pues en octubre fallecieron 11 000 personas, con lo
que el índice de mortalidad semanal llegó a ser 700 veces mayor que el de
cualquier otra semana de otros octubres. El resto del mundo enfrentó
situaciones similares, pero fue en Asia y África donde los daños resultaron más
profundos y cuantiosos. Afortunadamente, la tercera y última oleada arribó, a
finales de ese año, con una fuerza mucho menor y se extinguió algunos meses
después.
Los
afectados, inusualmente jóvenes, padecieron horribles sufrimientos: la fiebre,
los vómitos y el dolor muscular y de cabeza eran indescriptibles. No se tenía
memoria de que una gripe pudiera atacar con tal agresividad. Médicos que fueron
testigos de la tragedia han relatado que algunos pacientes murieron pocas horas
después de presentar los primeros síntomas, luchando por un poco de aire y con
la piel de un color azulado. Las autopsias revelaron que los pulmones de los
enfermos estaban extremadamente inflamados, llenos de sangre y otros fluidos;
el color azul (cianosis) de la piel no era más que la consecuencia de pulmones
destrozados y de la consiguiente falta de oxígeno en la sangre.
Un
mundo en guerra facilitó la propagación de la epidemia, ya que la enfermedad
viajó con los soldados a los diversos frentes.
El
hacinamiento de la guerra de trincheras propició los contagios. Algunas
unidades militares perdieron al 80% de su personal a causa de la enfermedad. La
epidemia fue sin duda una de las causas más importantes de que la Primera
Guerra Mundial terminara pocos meses después.
En
el siglo XX aparecieron otras dos epidemias graves de gripe: la influenza
asiática de 1957 y la influenza de Hong Kong de 1968, pero las víctimas no
llegaron a un décimo de las que cayeron por la gripe de 1918. En otras
palabras, no estamos libres de que en algún momento aparezca una epidemia como
la de 1918. Lo esencial es comprender la biología existente tras una epidemia
de esta índole, para saber reconocer cuándo surgirá una grave, y cómo limitarla
para que cause el menor daño posible. En los últimos años hemos hecho avances
realmente importantes en estos campos. Acerquémonos a ellos.
El
frente de batalla en nuestras casas
La
gripe puede ser francamente horrible. Sin embargo, para combatirla podemos
llevar a cabo desde nuestros hogares acciones muy claras y eficaces, en las
cuales nuestro mejor aliado son las vacunas.
Todas
las personas de 50 años o más, se deben vacunar cada año contra la gripe, sobre
todo aquellas que viven en casas de retiro. A los niños se les puede empezar a
vacunar cuando cumplen seis meses de edad. Las mujeres embarazadas deben
vacunarse, ya que son más susceptibles a contraer la gripe, y en ellas las
complicaciones suelen ser más graves. Los enfermos que tengan comprometido su
sistema inmune (por ejemplo, los enfermos de SIDA) deben considerar vacunarse
anualmente.
Si
eres alérgico al huevo, no te vacunes, ya que los virus vacunales de la gripe
se propagan en embriones de pollo.
Los
menores de 18 años enfermos de gripe POR NINGÚN MOTIVO DEBEN TOMAR ASPIRINA, ya
que les puede ocasionar el síndrome de Reye, que aunque muy poco frecuente,
casi invariablemente es mortal. Este síndrome puede presentarse en aquellos
niños o adolescentes que se enferman o se recuperan de varicela o de gripe, y
toman aspirina. Las razones por las cuales ocurre esto permanecen en la
oscuridad. Si necesitas controlar la fiebre, hazlo con Paracetamol.
Los
niños con gripe no deben asistir a la escuela. Se sospecha que los jardines de
niños y las primarias tienen un papel fundamental en la propagación de las
epidemias de gripe. También tú, si te agripas, no asistas al cine o a otros
lugares públicos, pues lo único que haces es fomentar que prospere una epidemia
de influenza.
No
te inyectes, ni tomes, penicilina u otros antibióticos, pues no tienen ningún
efecto contra los virus: al autorrecetarse estos medicamentos sólo se propicia
la aparición de bacterias resistentes. Si bien es cierto que una de las complicaciones
más frecuentes de la gripe son las infecciones bacterianas provocadas por las
bacterias Haemo°©philus influenzae, Staphylococcus aureus y Streptococcus
pneumoniae, lo que se aconseja es solicitar un cultivo de las secreciones
de la garganta y sus alrededores (exudado faríngeo), para que el médico tenga
los elementos que precisa para determinar con seguridad de qué organismo se
trata y con qué se le puede combatir.
Recuerda
que el único efecto de los llamados antigripales es mitigar los síntomas de la
gripe, no curar la enfermedad.
Por
último, si te enfermas de gripe ¡CUÍDATE!
PREGUNTAS
FRECUENTES
¿Qué
es la nueva influenza humana A H1N1?
Se
trata de una influenza tipo A, subtipo H1N1, que ha causado miles de casos en
México y Estados Unidos, propagándose a Europa, Oceanía y tanto a Centro como
Sud América. Esta enfermedad es clínicamente indistinguible de la gripe
estacional humana, manifestándose por fiebre, dolor de garganta, tos, mialgias,
rinorrea. Algunas personas, especialmente en México, presentaron una evolución
más grave complicándose con neumonía. Hasta el momento, la mayoría de los casos
en el resto del mundo, han sido leves, sin requerir hospitalización y con una
mortalidad global de 1 a 6 por mil.
¿Cuál
es la causa?
Se
ha establecido que la causa de esta enfermedad es una nueva cepa de influenza A
H1N1, de origen aún no completamente determinado que contiene en su
genoma segmentos provenientes de virus influenza humanos, aviares y porcino.
Esta variedad, se ha adaptado al hombre haciendo posible la transmisión
persona-persona. Este virus es nuevo para la población humana por lo que la
mayoría no tiene inmunidad para esta cepa de Influenza, pudiendo entonces
predecirse que se diseminará ampliamente.
¿Donde
se han identificado casos de Influenza porcina?
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que al 12 de Junio de 2009 se
han notificado oficialmente 29.669 casos de infección humana por virus gripal
A-H1N1, incluyendo 145 muertes, en 74 países.
Los
siguientes países presentan una mayor cantidad de casos confirmados por
técnicas de laboratorio: Estados Unidos (13217 casos, con 27 muertes); México
(6241 casos, con 108 muertes); Canadá (2978 casos, con 4 muertes); Japón (549
casos); España (488 casos); Reino Unido (822); Panamá (221 casos); Chile (1694
casos); Argentina (343 casos); Francia (73 casos); Alemania (95 casos) y
Colombia (35 casos).
¿Cómo
se transmite el agente?
El
virus de la nueva influenza A (H1N1) se transmite de la misma forma en que se
propaga la influenza estacional; principalmente a través de la tos y los
estornudos de las personas que están enfermas con el virus. La cepa circulante
y que ha generado el brote, especialmente en México, tiene la capacidad de
transmitirse persona-persona principalmente por contacto cercano a través de
las secreciones respiratorias.
¿Cómo
se puede prevenir?
Recomendaciones
a la población general:
1. Lávese las manos
frecuentemente con agua y jabón o alcohol gel.
2. Evite los lugares cerrados y
con alto flujo de personas.
3. Use pañuelos desechables y
bótelos en un papelero
4. Manténgase informado del
curso de la situación por medios oficiales.
Recomendaciones para establecimientos educacionales
1. Lavarse las manos con agua y
jabón varias veces al día. Por ejemplo: antes de entrar a clases, al regresar
de los recreos, antes de comer, cada vez que estornude. Como alternativa al
agua y jabón es posible utilizar alcohol gel.
2. Utilizar pañuelos desechables
o papel higiénico, para limpiarse la nariz y cubrirse la boca al toser.
Desecharlos de inmediato en papeleros.
3. Ventilar las salas
regularmente. Por ejemplo: en cada recreo y una vez finalizadas las clases.
Para
la implementación de estas medidas es necesario que la escuela se organice para
disponer de:
1. Agua y jabón (o alcohol gel)
para el lavado de manos.
2. Papeleros en cantidad suficiente
para las salas y patios.
3. Disponibilidad de pañuelos desechables
o papel higiénico.
4. Productos para limpieza de
superficies (por ej. detergentes, cloro).
5. Además proveerse de afiches
educativos, cartillas y autoadhesivos informativos.
Vacunas
Es poco
probable que exista adecuada protección cruzada dado que la vacuna contiene
fragmentos de la hemaglutinina, que es genéticamente distinta a la del virus de
la nueva influenza A H1N1.
¿Qué
se debe hacer en caso de sospecha de enfermedad?
En
caso de presentar estos síntomas debe consultar a un médico para una correcta
evaluación médica especialmente de la condición respiratoria.
Evitar
cubrirse la boca o la nariz con las manos, si no se dispone de pañuelo usar el
antebrazo. Minimizar el contacto con personas enfermas.
¿Existe
tratamiento?
Este
virus ha demostrado ser resistente a la amantadina y rimantadina pero sensible
al oseltamivir y zanamivir. Estos medicamentos están indicados en el
tratamiento de casos sospechosos y confirmados de nueva influenza humana así
como también para la prevención de la enfermedad en los contactos con factores
de riesgo como inmunosupresión, embarazadas y personal de salud que no haya
utilizado mascarilla en contacto a menos de 1 metro con paciente confirmado.
PREVENCIÓN
Prevención
de la Gripe H1N1
Tener
buenos hábitos de salud como cubrirse la boca al toser o lavarse las manos a
menudo puede ayudar a prevenir enfermedades respiratorias como la influenza.
También
hay medicamentos antivirales contra la influenza que pueden usarse para tratar
y prevenir esta enfermedad.
EVITE
EL CONTACTO CERCANO CON OTRAS PERSONAS
Evite
acercarse a personas enfermas. Si se enferma, manténgase alejado de otras
personas para protegerlas y evitar que ellas también se enfermen.
QUÉDESE
EN CASA SI ESTÁ ENFERMO
Si
es posible, quédese en casa y no vaya al trabajo, la escuela ni a lugares
públicos si está enfermo. De esta manera, ayudará a evitar que otros se
contagien de su enfermedad.
CÚBRASE
LA BOCA Y LA NARIZ
Cúbrase
la boca y la nariz con un pañuelo cuando tosa o estornude. Esto puede evitar
que quienes estén cerca de usted se enfermen.
LÍMPIESE
LAS MANOS
Lavarse
las manos a menudo le ayudará a protegerse contra los gérmenes.
TRATE
DE NO TOCARSE LOS OJOS, LA NARIZ NI LA BOCA
Con
frecuencia, los gérmenes se propagan cuando una persona toca algo contaminado
con esos gérmenes y luego se toca los ojos, la nariz o la boca.
TENGA
BUENOS HÁBITOS DE SALUD
Duerma
lo suficiente, sea activo físicamente, controle el estrés, beba muchos líquidos
y coma alimentos nutritivos.
RECOMENDACIONES
DE ESPECIALISTAS
Entre
cuidados que se deben tener para prevenir este tipo de virus el especialista
mencionó lo siguiente:
- Tener
una correcta higiene y lavarse las manos después de toser, estornudar o al
agarrar objetos contaminados.
- Al
momento de estornudar, la posición correcta debe ser alzar nuestro brazo y
taparnos el rostro evitando que las bacterias puedan contaminar el ambiente y a
las personas que se encuentren alrededor.
- Es
recomendable usar alcohol en gel o pañuelos desechables.
- Evitar
permanecer en lugares cerrados de alta concentración de personas como los
cines, conciertos, bares entre otros.
- No
enviar a los niños al colegio con cuadros respiratorios para impedir la
propagación del mal.
- La
vacuna contra la gripe o influenza debe ser administrada una vez cada año, de
preferencia antes del inicio de la temporada de frío.