Inmigración china
A mediados del año 1849 los hacendados de la costa del Perú acumularon millonarios ingresos en la agricultura y la exportación de caña de azúcar y algodón, productos de gran demanda y de precios muy elevados en el mercado internacional.
Los grandes propietarios tenían un gran problema, la escasez de mano de obra, es así que presionaron al presidente Ramón Castilla para la dación de una ley que promueva la inmigración de trabajadores asiáticos.
El gobierno promulgó la ley estableciendo premios económicos a los inversionistas que traigan chinos – “culíes” – al Perú. Culí es el apelativo utilizado para designar a los cargadores y trabajadores contratados con escasa cualificación de la India, China y otros países asiáticos.
También se utilizó para nombrar a los emigrantes de esos países que eran contratados en las colonias británicas, francesas y holandesas. La utilización de culíes o peones aumentó tras la abolición del comercio de esclavos.
Los “chineros” más importantes fueron Domingo Elías, José Canevaro, Enrique Candamo y Juan Ugarte. Entre 1847 y 1879 llegaron al Perú 100 mil culíes.
Los chinos llegados al Perú eran llevados a las plantaciones de caña y algodón, a las islas guaneras y, más tarde, a los ferrocarriles en construcción. La mayor parte sufrió maltratos físicos, discriminación, racismo y una dura explotación laboral.
Muchos no recibían salarios, eran hacinados en barracas y encadenados para que no huyeran. Cuando lo hacían eran capturados y golpeados terriblemente. Hubo revueltas y rebeliones de culíes en este contexto.
En 1870 miles de ellos escaparon e incendiaron las plantaciones y haciendas en Barranca y Pativilca, atacando a los patrones y capataces. En 1880 aprovecharon la invasión chilena para fugar y unirse a las hordas saqueadoras del general Patricio Lynch.
Sin embargo muchos chinos cumplieron sus contratos laborales y se quedaron en el Perú. Se instalaron cerca al Congreso y abrieron diversos negocios.
Un buen número contrajo matrimonio con criollas y mestizas peruanas y con mucha pujanza y trabajo se hicieron parte de la cultura y el desarrollo nacional.
Es en ese momento, también, en que se produce el mestizaje de la comida china con la criolla peruana que resultaría en el popular chifa.
Con una historia desde su llegada al Perú la cultura chino-cantonesa que se desarrolló en estas tierras revolucionó la gastronomía de los peruanos, mereciéndose el reconocimiento internacional para quienes hayan tenido oportunidad de degustarla al visitar este país.
Inmigración alemana
La inmigración alemana al Perú se desarrolló de manera espontánea, lenta, gradual, sin ningún estímulo del estado peruano, siguiendo lazos de parentezco, de vecindad y amistad al igual que la inmigración italiana, francesa, inglesa y croata al Perú, esto se produce desde finales de la época del virreynato, hasta incluso nuestros días. Calculándose la entrada de alemanes a lo largo de la historia en unas 10.000 personas a territorio peruano, se establecieron sobre todo en Lima y las grandes ciudades. Sin embargo siguiendo posteriormente una política común en Latinoamérica, de atraer inmigración alemana al continente, Perú no fue la excepción, siendo que se promulgó una ley para la facilitacion de la llegada de inmigrantes alemanes al territorio peruano en la época del gobierno de Ramón Castilla. Es así que al Perú ingresaron austro-alemanes para poblar la zona del Pozuzo, muchos de sus habitantes de la actualidad aun continúan hablando alemán. Se calculan en 100.000 los descendientes de alemanes a nivel nacional.
Inmigrantes italianos
Los italianos que llegaron al sur del Perú no arribaron acogiéndose a esos dispositivos legales ni para formar parte de “la inmigración oficial”. Lo hicieron, como lo hacen hasta hoy la mayoría de las personas que emigran de un país: llamados por un familiar, por un amigo, por un paisano.
Fue de la Liguria de donde partieron hacia el sur del Perú la mayoría de inmigrantes. Llegaban haciendo uso de las líneas genovesas de navegación. Fue el trabajo independiente, a partir de un pequeño negocio, lo que atrajo a los primeros italianos. Muchos de ellos habían sido marinos mercantes. En estas actividades algunos se hicieron de un apreciable capital y regresaban a su tierra natal. Muchos no regresaron.
La fama de los marinos italianos se extendió por todos los puertos peruanos, desde Iquique, Arica, en el sur, hasta Paita en el norte, pasando por Ilo, Mollendo, Chincha, Huacho, Chimbote, etcétera. Desde estos puertos se internaban hacia el interior de la república formando varios ejes transversales que atravesaban la alta cordillera de los Andes. Por eso es que, en algunos pueblos remotos, alejados, de clima frío e inhóspito, muchas veces se encuentran, ahora mismo, descendientes de aquellos ligures valientes, trabajadores, pioneros y aventureros.
Inmigración española
Inmigrantes Vascos: Talambo
DOCUMENTO 1: FUNDAMENTOS DE LA INMIGRACIÓN EUROPEA
El sueño de una inmigración europea, concebida como instrumento de modernización de la sociedad, es el producto de una ideología europeísta que figura, sin duda, entre los rasgos comunes de la cultura política hispanoamericana del siglo XIX.
El término "inmigración" es entendida como una salida, de preferencia masiva, de familias de campesinos o artesanos europeos, favorecidos por el Estado. El estado, a su vez, proporcionaba al inmigrante un mejoramiento sensible de sus condiciones de vida.
Por otra parte, el Estado tenía unas expectativas con rspecto a los inmigrantes: que ellos trajeron sus herramientas, sus conocimientos, capitales de su país de origen y algunos compatriotas. Se esperaba también que ellos desempeñasen un papel moral, cívico que ayuden a construir las instituciones nacionales, la civilización material, y a inculcarle al pueblo el amor por el trabajo el orden. De alguna manera, los agricultores europeos estaban de antemano encargados de educar al país, de civilizar a las clases inferiores de la sociedad.
Adaptado de Frederic Martínez