(Lectura crítica y contextualizada)
(…) después de la desocupación
chilena, la banca y el gobierno inglés ejercieron una enérgica presión sobre el
gobierno de Lima, a fin de que este cancelara los 51 millones de libras
esterlinas que adeudaba por concepto de los empréstitos otorgados durante la
época del guano. El gobierno peruano se encontraba imposibilitado para abonar esa
deuda, debido al agotamiento de los yacimientos guaneros, a la pérdida de los
territorios salitreros y a la postración de la agricultura de exportación. Sin
embargo, la solución al problema de la deuda externa se hacía cada vez más
urgente a fin de lograr el restablecimiento económico del país y de la
burguesía. Después de tres años de negociaciones, el gobierno de Cáceres
concertó el llamado Contrato Grace, los términos de cuyas cláusulas fueron difíciles
de concretar, debido a la terca oposición de los representantes parlamentarios,
básicamente pierolistas, que se oponían a su suscripción. El Contrato Grace,
entre el gobierno del Perú y los tenedores de bonos de la deuda externa, que
posteriormente se agruparon en la Peruvian Corporation, estipulaba que el gobierno
entregaba a éstos la explotación de los ferrocarriles por 66 años, la libre importación
de los materiales necesarios para su reconstrucción y equipamiento, y la libre circulación
por el Lago Titicaca. Asimismo el gobierno se comprometía a entregar tres millones
de toneladas de guano, a otorgar una concesión de dos millones de hectáreas en
la selva del Perené y (…), a pagar 33 anualidades de 80000 libras cada una. A
cambio de ello, los tenedores se comprometían, además de reconstruir los
ferrocarriles destruidos durante la guerra, a terminar la construcción de
aquellos que se hubiesen interrumpido. Para los pierolistas la firma del
Contrato Grace significaba –como antes lo fuera el sistema de consignación de
la venta del guano- la entrega de los recursos nacionales al capital extranjero
y una intromisión en la soberanía nacional. En este sentido la nueva batalla de
los pierolistas significaba retomar la lucha emprendida veinte años atrás por
la facción señorial contra los intereses de la burguesía comercial, que había
controlado la explotación del guano. Entonces como ahora, éstos en asociación
con las empresas y potencias europeas pretendían asegurar sus particulares
intereses económicos, sin considerar los de la clase y el país en general. En
este sentido, al igual que en otras partes de América, la fracción
terrateniente resultaba “nacionalista” (…) en tanto era anti-capitalista. En
cambio, la burguesía limeña se presentaba como “extranjerizante”, en cuanto
perseguía incorporarse plenamente al circuito capitalista internacional. El
apoyo de la mayoría de los civilistas a la firma del Contrato Grace se ceñía a
consideraciones pragmáticas. Para éstos la suscripción del contrato significaba
que el país, y los exportadores en particular, podrían recuperar su perdido
crédito internacional. Además, el arreglo con los tenedores de bonos venía a
levantar la dura carga del servicio de la deuda externa, dando al gobierno la capacidad
de dedicar sus exiguos ingresos a asegurar la paz social, la integración
territorial del país y su inserción en el mercado internacional. Por último, el
arreglo de la deuda externa debía asegurar el reingreso de capitales
extranjeros en apoyo de la recuperación económica del país. En la medida del
restablecimiento económico del país y sus exportadores se afirmaba, igualmente
se hacía sentir la necesidad que estos tenían de dirigir en forma directa los asuntos
del Estado, obstaculizado por el monopolio que los militares ejercían sobre la
vida política del país. Si bien el cacerismo logró estabilizar el Estado
durante los años 80, este caudillismo, como anteriormente durante los años 60,
se constituía en un impedimento para reestructurar el Estado y facilitar la
expansión de la producción y de las capas sociales que con ella se
beneficiaban. En efecto, el caudillismo cacerista tenía por meta la unidad y estabilidad
política del gobierno a través de la distribución de prebendas entre los allegados
al Jefe. Los militares, por su propia formación y su pasada experiencia bélica,
centraban el problema en términos de control, sin considerar los requerimientos
económicos y políticos de unidad y estabilidad. De allí que este gobierno
estuviera incapacitado para servir los fines del desarrollo y robustecimiento
de la producción y del sector burgués, que se venía reconstituyendo
rápidamente, así como tampoco las experiencias de los sectores populares urbanos
que empezaban a presionar para ampliar su participación económica y política”.
ACTIVIDADES
.Después de haber leído la
lectura realiza lo que se pide.
1. Busca en el diccionario (o
cualquier fuente) las siguientes palabras o frases: Burguesía, bonos de la deuda
externa, nacionalismo, capitalismo, pragmático, red de clientelaje.
2. Resalta las ideas importantes
subrayándolas o escribiéndolas en su cuaderno.
3. Busca una pareja para
desarrollar el cuestionario.
[1] Tomado
del texto de Julio Cotler “Clases, estado y nación en el Perú”. IEP. Lima,
1992. Pp. 124-127.